Lejos de las cifras de 2014, cuando la manifestación principal de la Diada catalana superaba el millón y medio de participantes, este año la Guardia Urbana ha contabilizado 28.000 asistentes en Barcelona, la mitad que en 2024, y menos de 50.000 si se suman las marchas en Girona y Tortosa. La movilización refleja un claro retroceso del independentismo en apoyo social y electoral.
🔴 #ENDIRECTE | Crits d'independència entre el jovent a la manifestació de Barcelona
— VilaWeb (@VilaWeb) September 11, 2025
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A pesar de esta caída, el independentismo sigue siendo determinante para la estabilidad política en España, y el Gobierno de Pedro Sánchez ha mostrado disposición a hacer concesiones con tal de mantenerse en el poder. En este contexto, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha reivindicado la existencia de una “nación catalana” y se ha comprometido a reforzar el autogobierno durante su discurso institucional del 11 de septiembre.
Una de estas concesiones se materializó en el Congreso de los Diputados, donde por primera vez la Junta de Portavoces, con iniciativa socialista, decidió suspender la sesión plenaria “por deferencia al independentismo”, medida criticada por PP y Vox como un precedente inusual al suspender un Pleno por una festividad autonómica.
El clima también marcó la jornada, ya que las intensas lluvias obligaron a cancelar o modificar algunos actos. La manifestación de ANC y Òmnium Cultural se mantuvo en vilo hasta último momento, recorriendo Pla de Palau hasta el inicio de La Rambla, con la participación de campesinos que se trasladaron con tractores entre las agrupaciones de manifestantes.
El lema de la marcha, centrado en la defensa del catalán tras la anulación de varios artículos del Decreto 91/2024, no logró atraer tanto entusiasmo. La ausencia de Oriol Junqueras fue notable, y en su lugar Elisenda Alemany urgió a actuar para que el catalán “siga siendo la lengua mayoritaria”. Por su parte, Josep Rull aseguró que “está en peligro” y Carles Puigdemont desde Waterloo afirmó que “Cataluña necesita un Estado propio que la proteja, y no uno que la ataque”.
La marcha arrancó a las 17:14 horas con el lema Más motivos que nunca, aunque la sensación general entre los participantes fue de desencanto. Según Lluís Llach, presidente de la ANC, el independentismo afronta la Diada en su momento de “máxima depresión”, y varios manifestantes reconocieron que “los ánimos están más bajos que nunca”. Pese al retroceso, las entidades organizadoras confían en que el independentismo volverá a movilizarse masivamente, evocando las históricas convocatorias de 2014.