Jesús Calleja ha mostrado su tristeza ante los graves incendios que azotan León. Con la voz entrecortada y los ojos llenos de emoción, el aventurero ha confesado: «Veo morir la vida de mi tierra». Para él, esta pérdida no es solo paisajística. Es personal. «Me conozco cada senda, cada rincón. No sabéis el tiempo que he echado allí», asegura. Incluso ha filmado programas en lugares emblemáticos, como Las Médulas, ahora afectadas por las llamas. «Todo eso que habéis visto en la pantalla ya no está», lamenta.
Según se ha publicado en Europa Press, Calleja asegura que conoce cada senda y cada rincón de su tierra: «No sabéis el tiempo que he echado allí». El impacto no se limita a lo visual. Habla de la desolación que siente al ver cómo la naturaleza y la vida de su tierra se destruyen. Cada árbol quemado, cada hectárea arrasada, deja un vacío profundo. Para él, el fuego no es solo un desastre natural: es una tragedia emocional que golpea a todos los leoneses. La belleza de León se ve amenazada, y con ella, los recuerdos de un lugar que forma parte de su historia y de su vida.
El aventurero no oculta su enfado. Denuncia que muchos incendios han sido intencionados. «Jamás lo entenderé», confiesa. Para Calleja, se trata de un acto de terrorismo medioambiental. La destrucción deliberada le provoca amargura y preocupación por el futuro. «¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cuál es la razón que arrastra a alguien a hacer daño a la tierra?», se pregunta.
Además, Calleja recuerda con respeto y dolor a Abel Ramos, el voluntario que perdió la vida intentando apagar el fuego en Nogarejas. Sus palabras buscan honrar a quienes arriesgan todo por salvar la naturaleza. «Miles de gracias a todos los que están luchando para apagarlo. Es un día muy triste», afirma. Para él, este drama es también un llamado a cambiar leyes y sancionar con dureza a quienes provocan incendios intencionados. «Alguien decidió cambiar la belleza y la vida por fuego, destrucción y muerte… ¡La ley ha de tratar a estos sujetos como terroristas medioambientales!», concluye.
El mensaje de Calleja ha sido aplaudido y respaldado por sus seguidores. Su voz, cargada de emoción, no solo denuncia la tragedia, sino que también busca unir conciencias y proteger la tierra que ama. León arde, pero la preocupación y el cariño de quienes lo conocen siguen vivos.