En un giro sin precedentes, los principales cárteles de la droga en México están forjando alianzas estratégicas para consolidar su poder, expandir sus operaciones y resistir la presión de grupos rivales y autoridades, detalla Univisión.
Un informe reciente de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) advierte sobre una posible colaboración entre Los Chapitos, facción del Cártel de Sinaloa, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), liderado por Nemesio Oseguera El Mencho.
Esta unión busca capitalizar la lucha interna entre Los Chapitos y la facción de El Mayo Zambada, lo que podría alterar significativamente el equilibrio del poder criminal en México y aumentar el tráfico de drogas hacia EE. UU. y armas hacia México.
Además, la DEA destaca que cárteles como el CJNG, el Cártel de Sinaloa, el del Golfo y la Familia Michoacana están profundamente involucrados en redes de contrabando de gasolina y petróleo crudo en la frontera entre México y Estados Unidos, lo que genera pérdidas millonarias a Pemex y a empresas energéticas estadounidenses. Estas operaciones ilícitas, basadas en sofisticadas redes de lavado de dinero, implican el robo de crudo a través de tomas clandestinas, secuestro de camiones y sobornos a empleados de Pemex.
La expansión de estos cárteles no se limita a América. Informes de la ONU y la DEA revelan que han establecido operaciones en África, Asia y Europa, produciendo metanfetaminas en laboratorios clandestinos y estableciendo alianzas con grupos criminales locales. En países como Francia, Sudáfrica y la India, se han incautado laboratorios y precursores químicos vinculados a estas organizaciones.
En Estados Unidos, la DEA señala que el Cártel de Sinaloa y el CJNG tienen presencia en los 50 estados, exacerbando la crisis de opioides y aumentando las tasas de sobredosis. Estas organizaciones están involucradas en tráfico de armas, lavado de dinero, tráfico de migrantes, tráfico sexual, sobornos, extorsión y otros crímenes, con un alcance global y operaciones mercantiles en Europa, África, Asia y Oceanía.
La colaboración entre cárteles mexicanos y pandillas estadounidenses también ha facilitado la distribución de drogas en el país vecino. Estas alianzas permiten a los cárteles operar sin tener que ingresar directamente a Estados Unidos, reduciendo riesgos y expandiendo sus redes de distribución.
Este panorama refleja una transformación en la estructura y estrategia del crimen organizado en México, que ahora opera como una red transnacional con alianzas flexibles y adaptativas, desafiando los esfuerzos de las autoridades para contener su expansión y violencia.