La violencia se ha convertido en un objeto de consumo más. No solo ocupa titulares o estadísticas, sino que se infiltra en novelas, películas, telenovelas y letras de canciones, a menudo sin cuestionamientos éticos. Así lo expresó la investigadora Vanessa Rico Lara durante una conferencia en la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
“La violencia se convierte en literatura cuando pasa por un proceso mimético”, explicó la también becaria del Conacyt en la Universidad Autónoma del Estado de México. Este proceso, en palabras simples, consiste en reflejar la realidad —aunque cruda— a través del arte. Y ese reflejo, dijo, no siempre invita a la reflexión, según una información de Diario de Yucatán.
La especialista comparó el entorno violento del narcotráfico con una especie de “canibalismo visual”, una sobreexposición a imágenes, relatos y narrativas que normalizan o incluso glorifican la violencia sin invitar al pensamiento crítico.
“Lo más grave es que este morbo vende. No genera conciencia, pero sí rating. Y ese sistema se alimenta de nuestras emociones más oscuras, convirtiendo el dolor ajeno en entretenimiento”, afirmó Rico Lara.
Frente a un público de jóvenes estudiantes, la investigadora instó a cuestionar qué consumimos, cómo lo interpretamos y si nos estamos volviendo insensibles al dolor retratado en la ficción. La clave, sostuvo, está en recuperar la empatía.
“El sistema es tan violento que nos cuesta romper con él, pero si empezamos por ser más conscientes, tal vez podamos cambiar el guion”, concluyó.