El Valle de los Caídos, rebautizado como Valle de Cuelgamuros, será sometido a un ambicioso proceso de resignificación por parte del Gobierno. El proyecto contempla una inversión total de 30 millones de euros, de los cuales cuatro millones se destinarán al concurso internacional de ideas y a la redacción del proyecto arquitectónico, mientras que los 26 millones restantes se emplearán en la ejecución del museo o centro de interpretación y su museografía.
El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana y el de Política Territorial y Memoria Democrática han recalcado que se trata de un lugar de memoria “complejo”, cuya transformación debe abordar aspectos artísticos, arquitectónicos y paisajísticos desde una perspectiva respetuosa, inclusiva y contemporánea.
El Gobierno abrirá en los próximos días una convocatoria internacional para seleccionar el proyecto. El jurado estará compuesto por expertos de reconocido prestigio, y contará con representación eclesiástica. Los equipos deberán ser multidisciplinares, e incluir perfiles como arquitectos, historiadores, paisajistas, artistas y expertos en museografía.
El nuevo espacio de interpretación se ubicará en la explanada de acceso a la basílica. El concurso contempla 10 premios de 60.500 euros para los finalistas, y otro adicional para el proyecto ganador. Se prevé que las obras puedan licitarse a finales de 2026.
Uno de los aspectos más delicados ha sido llegar a un entendimiento con la Iglesia para intervenir en un espacio de culto. Desde el Gobierno aseguran que ha sido la “única alternativa jurídica” viable. Se mantiene la permanencia de los benedictinos y se garantiza que la basílica no será desacralizada.
Pese a las especulaciones, el Ejecutivo ha asegurado que nunca se planteó derribar la cruz monumental. «No se puede entender el significado del lugar sin ella», señalan fuentes oficiales. La intención es contextualizar históricamente el lugar, explicando su origen como mausoleo de exaltación franquista construido con trabajo forzado.
Este proceso no arranca desde cero. La exhumación de Franco, el traslado de los restos de Primo de Rivera, el cambio de nombre y las exhumaciones de víctimas son parte de una transformación ya en curso. Más de 160 familias han solicitado la recuperación de restos y, hasta el momento, se han podido exhumar 29 cadáveres.