Hoy: 23 de noviembre de 2024
Algunas personas se consideran pobres por no acumular grandes cantidades de dinero en su cuenta bancaria, con las que malgastar en lujo y sentirse un cargo de poder.
La sociedad pierde la cabeza por el éxito económico, sin pararse a pensar cuál es la verdadera riqueza de la vida. Porque, ¿para qué necesitas tanto sin tener con quien compartirlo? En una milésima de segundo, la soledad acecha y atiendes a razón cuando no encuentras a nada y a nadie. Cuando la fugacidad del tiempo te recuerda la insignificancia de un par de ceros.
Y es ahí cuando te encuentras en una vorágine abrumadora y sientes que nada de lo que tenías era el éxito absoluto.
Nunca sabes si serás víctima de una letal enfermedad, si perderás a tu círculo familiar o simplemente necesitas un poco de paz mental. La salud es uno de los cimientos de la vida y si gozas de bienestar podrás compartir experiencias, que valen mucho más que cualquier euro en la cuenta.
Y pese a que no es necesario renunciar a los caprichos ni a toda nuestra economía, sí que es vital reconocer cuál debería de ser nuestra prioridad. El equilibrio entre ambas cuestiones ayudará a cuidar de nosotros y a encontrar la felicidad.
La plenitud se halla en los pequeños momentos, en una tarde con amigos y en una cena familiar.
Porque cuando lleguemos al final de nuestros días, lo que más valoraremos no serán los bienes materiales que acumulamos, sino los recuerdos que nos han convertido en la persona que somos y seremos.
Totalmente de acuerdo. Diversos estudios han demostrado de forma reiterada que una vez cubiertas las necesidades fundamentales el valor de la riqueza económica no implica mayor grado de felicidad.