La riqueza media de los hogares españoles ha aumentado un 80,9% en las dos últimas décadas, según un estudio de Fedea. Detrás de ese crecimiento están la revalorización de la vivienda y, más recientemente, el auge de los activos financieros. Sin embargo, el informe advierte que este progreso ha sido “muy desigual”.
El análisis, elaborado por José Ignacio Conde-Ruiz y Francisco García-Rodríguez, revela una clara concentración del patrimonio. En 2002, el 1% más rico poseía el 13% de la riqueza total. Hoy acumula más del 21%. Además, el índice de Gini —que mide la desigualdad— ha pasado de 0,57 a 0,69, lo que muestra una brecha patrimonial en aumento.
Los hogares más ricos no solo tienen más, sino que gestionan mejor su riqueza. Poseen más activos financieros, están menos endeudados y tienen carteras diversificadas. En cambio, las familias con menos recursos dependen casi por completo de su vivienda habitual y arrastran mayores niveles de deuda.
Fedea advierte que este modelo crea un patrón patrimonial dual: quienes ya cuentan con activos consolidados logran multiplicarlos, mientras que una parte creciente de la población queda fuera de los circuitos de acumulación de riqueza, según Europa Press.
El informe también subraya una fractura generacional profunda. Las generaciones del baby boom y la primera Generación X (nacidos entre 1956 y 1975) han consolidado niveles elevados de patrimonio. Disfrutaron de empleos más estables, acceso fácil al crédito y una fuerte subida del valor de la vivienda.
Por el contrario, los millennials y los más jóvenes parten de una posición mucho más frágil. Les cuesta ahorrar, acceden con dificultad a la vivienda y su tasa de propiedad no llega al 40%. La diferencia media de riqueza entre los menores de 35 años y los mayores de 75 ha pasado de 50.000 a más de 360.000 euros en solo veinte años.
El ciclo vital también influye. Los jóvenes acumulan deuda, los adultos están en su punto máximo de carga financiera y los mayores concentran la mayor parte del patrimonio. Según los autores, esta situación amenaza la movilidad social y la equidad entre generaciones.
Fedea pide políticas públicas más activas para corregir estas desigualdades: facilitar el acceso a la vivienda, incentivar el ahorro y promover una redistribución más justa del patrimonio. Porque, aunque la riqueza total crece, cada vez está en menos manos.