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La mano por detrás

Hombre con las manos por detrás. | Pexels

Josefina Manresa contaba que sólo una vez o dos fue al cine con el entonces su novio Miguel Hernández. Porque estaba mal visto en ese tiempo ir, hombre y mujer, sin “carabina” a los sitios oscuros que eran, y siguen siéndolo, lugares donde la mano se cuela por detrás de la sombra y va desabrochando los impedimentos. Se corría el peligro de que una avería en la cinta devolviera la luz a la sala y todos pudieran ver las manos de los novios encendidas. Porque era cosa del hombre aquella estratagema y Josefina, como tantas, “no tenía más obligación que ser hermosa”.

… En política, nos están metiendo la mano por detrás sin consentirlo. Una vez desabrochados los valores, aprovechando el túnel de un discurso ajustado a que la mentira parezca verdadera y el oprobio un acto de generosidad, apareceremos un día a la intemperie, con las vergüenzas al aire y sin nada que ponernos. No faltará, sin embargo, alguien que nos diga: ¡Animo, que somos progresistas!

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