El Banco Central de Brasil ha cedido a las presiones del gobierno de Lula da Silva y ha anunciado una reducción de 0,50 puntos porcentuales en la tasa básica de intereses del país, llevándola al 13,25% anual
El Banco Central de Brasil (BCB) ha respondido a las demandas del gobierno de Lula da Silva y ha anunciado una reducción significativa en la tasa de interés del país. Por primera vez en casi tres años, desde septiembre de 2020, la tasa básica de intereses ha bajado en 0,50 puntos porcentuales, situándose en el 13,25% anual. Esta decisión marca el comienzo de un ciclo de “flexibilización” monetaria.
El Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central evaluó el cuadro inflacionario actual, que ha mostrado mejoras con una tasa de inflación del 3,1%. Estos indicadores han generado la “confianza necesaria” para dar inicio a un proceso gradual de flexibilización monetaria. El gobierno de Lula había insistido en la necesidad de recortar las tasas de interés para abaratar el crédito, impulsar el consumo y estimular la inversión, considerando especialmente la baja inflación que contrasta con las altas tasas que obstaculizan el crecimiento económico.
El presidente del Banco Central, el economista Roberto Campos Neto, ha sido objeto de críticas por parte del mandatario, quien ha cuestionado la demora en la reducción de los tipos de interés. Antes del anuncio oficial, Lula reiteró su descontento hacia Campos Neto y expresó su falta de comprensión sobre la lógica detrás de su actuación. La entidad monetaria cuenta con independencia y está amparada por una ley que establece su mandato hasta 2024, lo que ha generado tensiones entre el gobierno y la institución.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha respaldado la política económica del gobierno y también ha apoyado la cautela del Banco Central con respecto a las tasas de interés. El FMI ha revisado la economía del país y ha pronosticado un crecimiento del PIB de Brasil del 2,1% para este año, destacando la producción agrícola sólida en el primer trimestre de 2023. Sin embargo, advierte sobre la inflación subyacente que sigue siendo elevada y sugiere una política monetaria continua basada en datos y una visión de futuro, junto con la importancia de un régimen de tipo de cambio flexible y reservas de divisas adecuadas como amortiguadores para el futuro.
Por otro lado, Brasil ha experimentado un aumento significativo en su superávit comercial durante julio, lo que ha favorecido a la economía. El superávit comercial del país creció un 68,7% respecto al mismo mes del año anterior, impulsado por una fuerte caída en las importaciones. En los siete primeros meses del año, el superávit acumulado alcanzó un récord de 54.100 millones de dólares, lo que representa un aumento del 36,6% con respecto al mismo período del año anterior. El gobierno proyecta un superávit de 84.700 millones de dólares para este año, lo que significaría un incremento interanual del 37,7%, destacado en gran parte por el aumento en las exportaciones agrícolas.